Nos encontramos en Monroyo, Comarca del Matarraña (Teruel). Se halla en una estribación del macizo de los Puertos de Beceite, la cadena montañosa que conforma el extremo nororiental de la Cordillera Ibérica y que la une con la Cordillera Litoral catalana.
Esta zona se podría calificar como media montaña y, sin embargo, presenta una accidentada orografía: podemos encontrar en el límite sur del término las elevaciones más importantes de la sierra de la Cogulla, donde la Punta de la Camiseta es el punto más alto del término (1205 metros) y descender hasta los 550 metros en los estrets del Tormassal, donde el río Tastavins deja atrás el término.
Nuestros viñedos se encuentra el noreste de Monroyo, lindando por el norte con Ráfales y al este con Fuentespalda. Se sitúan a espaldas de una formación montañosa con varias vertientes que descienden en dirección al río Tastavins. Comienzan bajo el pie de una antigua Masía que da el nombre de la bodega, «Mas de Llucia» y desembocan casi hasta llegar al rio Tastavins.
«Senglar» es una de la parcelas más especiales y antiguas, plantadas en 1970, donde está nuestra Cariñena, formada en Vaso Alto.
El viñedo cae por una suave ladera de arcilla donde el agua de lluvia se acumula en el valle, diferenciando el desarrollo de las viñas de la cima sin tener casi acceso al agua. Debido a este déficit, encontramos uvas muy pequeñas y concentradas, que dan lugar a nuestro mejor vino. Esta vendimia se hizo esperar, ya que un vecino nuestro siempre se adelantaba a nosotros, el jabalí.
«Las tres hermanas» es un viñedo joven dónde la protagonista es la garnacha blanca. La forma del viñedo hace referencia a su nombre, ya que está dividido en tres partes con un tamaño que va aumentando de forma progresiva, donde encontramos la hermana pequeña, la mediana y la mayor.
Viñas plantadas en suelo arcilloso y formadas en espaldera, Doble Cordón Royat, acompañan al camino de frutales que conecta con el resto de los viñedos.
¿Influye el tipo de Suelo en el Vino?
Una misma variedad plantada en diferentes tipos de suelo, no se desarrollará igual bajo el mismo clima.
La profundidad y la composición física del suelo determinará el desarrollo y producción de la vid debido al crecimiento de las raíces, la disponibilidad de agua y de los nutrientes.
En nuestros viñedos encontramos sobre todo suelos arcillosos, teniendo una alta capacidad de retención de agua y nutrientes. Son suelo fríos que retardan la maduración y aumentan la producción.
En menor proporción, más cercano al valle y al río Tastavins, encontramos suelos más arenosos y cálidos, con menor retención de agua y nutrientes. Incluso la aparición de cantos rodados.
La finca se ubica bajo la influencia del clima mediterráneo a una altitud superior de 700 metros. Las temperaturas más elevadas ocurren en verano en los meses de julio y agosto con temperaturas de 25ºC y alcanzando temperaturas máximas de 30ºC.
En invierno se localizan los meses más fríos, 11ºC, localizándose las temperaturas mínimas en los últimos años en diciembre y enero casi por debajo de 0ºC. En la época de brotación existe el riego de heladas primaverales que pueden afectar a los brotes de las variedades más tempranas.
Fuerte concentración de lluvias en otoño y en primavera, cuya pluviometría media anual en los últimos años alcanza los 500 mm. Dichas estaciones coinciden con los periodos más húmedos, donde deberemos estar alerta en el periodo vegetativo y la vendimia para cuidar la salud de la planta.
La altitud, los viñedos situados en ladera y el suelo nos otorga unas condiciones ideales para sobrellevar el cambio climático ya que la madurez de la uva es más tardía, cuando las temperaturas son más suaves y permite una mejor evolución de la maduración.
Humedad, estamos en ladera. insolación, la luz tiene relación con el azúcar, antocianos y taninos.
El respeto y la sostenibilidad del medio ambiente es muy importante para cuidar el entorno que nos rodea y lo que dejamos a las nuevas generaciones.
Los trabajos que se realizan en la viña son de forma manual, donde nos permite ver qué está ocurriendo en la planta.
Priorizando su longevidad mediante dichas labores de manera consciente para alargar la plenitud productiva de las plantas, como por ejemplo la poda de respeto y la poda en verde, buscando la sanidad de la planta. Respetar sus tiempos a la hora de construir un viñedo, evitando periodos de estrés, como someterla a una producción excesiva.
Realizamos un segumiento de todas las parcelas para entender qué es lo que necesitan, para guiar los trabajos con el objetivo de alcanzar un equilibrio entre el vigor de la planta y su producción para una correcta maduración del fruto.
El Día de Vendimia es uno de los momentos más importantes de todo el año. Guarda el esfuerzo de los trabajos realizados previos para conseguir una uva de calidad y determina el resultado de los vinos de esa añada.
¿Cómo tomamos esta decisión? Disponemos de un pequeño laboratorio, donde determinamos el azucar y la acidez de todas las variedades cada semana en la última fase de la maduración, tras el envero (el cambio de color de la uva).
Durante la maduración de la uva, el azúcar aumenta con el paso del tiempo y la acidez, por el contrario, disminuye. Buscamos un equilibrio entre ambos.
Cuando nos acercamos a ese equilibrio de azúcar y acidez, vamos al viñedo y catamos las uvas.
La uva se compone de pulpa, piel y pepitas. La maduración de cada una de estas partes no ocurre en el mismo momento, tendremos que evaluar un equilibrio entre todas ellas para decidir cuando está lista.
En el momento en el que vemos que todos estos detalles se van a encontrar en armonía, se decide el día de vendimia.
Una vez decidido el Día de Vendimia, recogemos la uva de forma manual. ¿Por qué razón?.
Porque, además de respetar la integridad de la uva, nos permite ver y tocar los racimos, podemos selecionar la uva sana y separar la de menor calidad.
Los racimos sanos y con una madurez adecuada son recolectados en cajas apilables de rejilla para evitar romper los racimos y que ocurran prefermentaciones indeseadas. Dichas cajas se transportan hasta la bodega donde se desgrana y estruja la uva.
En el caso del vino blanco, realizamos una criomaceración previa al prensado para extraer los aromas de las pieles de la uva. Buscamos un prensado muy suave para obtener un mosto de calidad que no pierda su frescor. Tras el prensado comienza la fermentación, controlada a un temperatura constante, donde las levaduras transforman el azúcar en alcohol.
Al finalizar la fermentación, las levaduras caen al fondo del tanque y podremos comenzar con la crianza sobre lías. Las lías están formadas sobre todo por levaduras muertas, donde en su estructura se encuentran las manoproteínas, que aportan al vino cuerpo y untuosidad. La crianza sobre lías consiste en resuspender del fondo del tanque las lías para obtener vinos más complejos.
En la elaboración del vino tinto, la fermentación se produce en contacto con las pieles y las pepitas de la uva, donde obtenemos el color, los taninos y los aromas. Cuando decidimos separar las pieles y las pepitas, escurrimos primero el vino y después prensamos con suavidad las partes sólidas.
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